Dean Huijsen no se olvida de sus orígenes. Aunque hoy viste de blanco y entrena en Valdebebas, su corazón sigue estando en la Costa del Sol. El central del Real Madrid, de apenas 19 años, ha vuelto a confesar lo que muchos ya intuían: su gran sueño es jugar algún día en el Málaga.
“Siempre lo he dicho: me encantaría vestir la camiseta del Málaga antes de retirarme. Sería cerrar el círculo. Allí crecí, allí aprendí a amar el fútbol”, comentó el defensa en una charla reciente. Y lo dice con una sonrisa de esas que no dejan lugar a dudas.

Huijsen se crio en Marbella y dio sus primeros pasos en la Academia del Málaga. En casa, todo giraba en torno al equipo blanquiazul. “De pequeño estaba loco con el Málaga. En Nochebuena me ponía un traje y me pegaba el escudo en el pecho. Era mi manera de sentirme parte del club”, contó entre risas.
Aunque la vida lo llevó lejos —primero a la Juventus, luego al Bournemouth y ahora al Real Madrid—, su cariño por el Málaga sigue intacto. Lo lleva muy dentro.
Una escapada muy especial
El pasado fin de semana, aprovechando el parón de selecciones y unos días libres concedidos por Xabi Alonso, Huijsen hizo una escapada rápida a su tierra. No fue de incógnito. Se le vio en La Rosaleda, con la camiseta del Málaga puesta y el número 4 a la espalda, disfrutando del partido ante el Deportivo.
Tras la victoria, bajó al vestuario a felicitar a los jugadores y saludar a viejos amigos. “Siempre que puedo, vuelvo. Me siento en casa”, dijo a los medios locales. La afición, cómo no, le devolvió el cariño con aplausos y fotos.

Con la cabeza en el Madrid, pero el corazón en Málaga
De vuelta en Madrid, el joven central trabaja para recuperarse de unas pequeñas molestias en el sóleo. No llegará al duelo ante el Getafe, pero apunta a reaparecer frente a la Juventus y, por supuesto, al Clásico ante el Barça.
Mientras tanto, sigue soñando con ese futuro retorno a La Rosaleda. Porque, por mucho que la vida le haya llevado al club más grande del mundo, Huijsen nunca ha dejado de ser malaguista. Y eso, como él mismo dice, “no se entrena… se siente”.