Hace poco más de un mes la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) anunciaba que renovaba en su integridad el Comité Técnico de Árbitros (CTA) después de que los coelgiados se convirtieran en protagonistas inesperados en la final de la Copa del Rey entre el Barcelona y el Real Madrid (3-2). Un partido que estuvo sobre el limbo tras los ataques -y amenazas- de Pablo González Fuertes y Ricardo De Burgos Bengoetxea contra los blancos en la previa.
Rafael Louzán, el presidente de la RFEF, no tardó en mover ficha y apostó por un lavado de cara en el organismo que regula la labor arbitral, empezando por el cese de Luis Medina Cantalejo, hasta ese momento presidente de los colegiados. Fue uno de los últimos ‘regalos’ que dejó Luis Rubiales, predecesor de Louzán.

También salió Carlos Clos Gómez, director del proyecto VAR en España y señalado constantemente por el poco rigor con el que se usa la tecnología en los partidos de fútbol y cómo se dejan manipular en las retransmisiones. Curiosamente, éstas están supeditadas a personalidades del entorno del Barça, con lo que la imparcialidad es un desiderátum.
Iturralde desmonta la farsa
En las últimas horas, Eduardo Iturralde González ha adelantado en la Cadena SER una incompatibilidad que hay en el organigrama del nuevo CTA. Concretamente, la de Aitor Gorostegui Fernández-Ortega, que es el responsable arbitral de Segunda RFEF y, a su vez, también ejerce como colegiado del cuerpo específico del videoarbitraje.
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— El Larguero (@ellarguero) August 1, 2025
Algo prohibido taxativamente por el reglamento y que en la nueva RFEF no han detectado, lo cual dice mucho del nivel de nuestra dirigencia y, sobre todo, pone de manifiesto que la presunta ‘limpia’ que se habían comprometido a hacer queda en agua de borrajas. Y eso que no hemos hablado de Negreira y sus correveidiles…