Luka Modric sigue siendo a sus 37 años un indiscutible en el Real Madrid. El croata sigue rindiendo a un gran nivel y corre y pelea como si fuera un chaval de 25 años. El curso pasado volvió a ser clave para todas las conquistas que consiguió el equipo. Lleva más de 400 partidos disputados en sus diez años como madridista, en los que ha ganado un total de 21 títulos: 3 Ligas, 1 Copa del rey, 4 Supercopas de España, 5 Ligas de Campeones, 4 Supercopas de Europa y 4 Mundiales de Clubes.
El futbolista croata llegó a Chamartín procedente del Tottenham en el verano de 2012. Tras una primera campaña algo irregular, en la que algunos medios se atrevieron a decir que había sido el peor fichaje de la Liga española y algunos incluso afirmaron que su contratación había sido una cortina de humo, Modric se encargó de acallar a todos aquellos convirtiéndose en el guía de un equipo que, posteriormente, levantaría cuatro Ligas de Campeones en cinco años y tres de manera consecutiva.
Sin embargo, no fue un camino de rosas el que tuvo que atravesar Luka Modric para poder llegar a conseguir todos los éxitos anteriormente mencionados. Cuando era un niño tuvo que huir de su casa debido a la terrible Guerra de los Balcanes de los años 90, donde tristemente perdió a su abuelo.
Luka Modric casi acaba de camarero antes de hacerse futbolista
Antes de convertirse en un gran futbolista, Luka Modric estuvo a punto de dedicarse a la hostelería. Así lo contaba él mismo en su libro autobiográfico: “Mi educación continuó paralelamente al fútbol. Al acabar la primaria, ingresé en la escuela de Turismo y Hostelería. Empecé a formarme para ser camarero. De no haber triunfado en el fútbol, hubiera sido camarero. Me gustaba la idea".
El fútbol hubiera perdido a un futbolista legendario, pero afortunadamente Modric consiguió salir adelante a pesar de todas las dificultades que tuvo que pasar cuando era un niño causadas por los estragos de la cruel Guerra de los Balcanes.
“El primer año hicimos las prácticas en el restaurante Marine de Zadar. Organizaban banquetes de boda. No es por nada, pero se me daba muy bien servir las bebidas. Era nuestra labor principal. Lo único que no me gustaba era fregar los platos. Los alumnos hicimos buenas migas y nos lo pasábamos bien siempre que teníamos un descanso o cenábamos en la cocina”, contaba el 10 del Real Madrid.