Antonio Rüdiger quiere seguir en el Real Madrid. No lo esconde. Está feliz, se siente valorado y tiene claro que su sitio está en el Bernabéu. Pero ahora mismo su renovación está parada. No hay movimientos, ni llamadas, ni reuniones. Todo congelado.
El motivo no es ningún secreto: su lesión. El central alemán está en plena recuperación y el club ha decidido esperar. Nada de decisiones en caliente. La idea es retomar el tema más adelante, cuando vuelva a competir y recupere su nivel habitual.
El club no tiene prisa
En el Madrid se respeta mucho a Rüdiger. Desde que llegó, se ha ganado el cariño del vestuario y el reconocimiento del cuerpo técnico. Es un tipo serio, con carácter, de los que no se esconden. Pero también saben que su físico manda. Y antes de ofrecerle una ampliación, quieren verle en acción otra vez.

Por eso el plan es claro: esperar a 2026. Será entonces cuando se retomen las conversaciones. Si vuelve bien y mantiene el nivel, las puertas estarán abiertas. Si no, tocará valorar otras opciones. Así de simple.
Un veterano que une al grupo
Rüdiger no solo defiende, también hace equipo. Es el primero en bromear, el primero en animar. Siempre tiene una palabra para los más jóvenes. Arda Güler y Huijsen, por ejemplo, lo adoran. Lo ven como un hermano mayor.
El alemán tiene ese don de los líderes: hace fácil lo difícil. Dentro y fuera del campo. Por eso, aunque la renovación esté bloqueada, nadie duda de su importancia.

De momento, su misión es una: recuperarse. Volver con fuerza. Ganarse el contrato en el césped, que es donde Rüdiger siempre ha hablado mejor que nadie. Y si algo ha demostrado desde que viste de blanco, es que nunca se rinde. Jamás.