A Paco Buyo se le atragante el primer espada del Paris Saint Germain, Nasser Al Khelaifi. Si bien cuando este presidente se puso al frente del equipo parisino paerecía caer bien a todo el mundo, ahora ha conseguido justo lo contrario. Al ex portero del Real Madrid parece que le ha ocurrido precisamente esto, pues durante el programa de ayer de El Chiringuito dedicó unas duras palabras a quien ha dado el oro y el moro a Kylian Mbappé.
Buyo dice que Al Khelaifi tiene una gran falta de humildad y justo es esto lo que el catarí exige a los demás. Y podría justificar sus palabras en motivos como el que se dio tras el partido del Santiago Bernabéu cuando Al Khelaifi junto a su director deportivo, Leonardo, bajaron al vestuario arbitral para exigir 'justicia'. Buyo no ha tenido que usar ese recurso, le ha servido con decir que el equipo francés ha perdido este año la friolera de 300 millones de euros.
Pero si además se tiene en cuenta la negociación con Mbappé en la que el club galo ha dado todo al futbolista para forzar su estancia en Paris, habla mucho también del egocentrismo del presidente que consigue lo que se propone a toda costa. Otra cosa ya es en el plano deportivo, donde los resultados no dependen de las acciones a tomar fuera del campo, más bien es ahí donde se ve si un dirigente ha trabajado correctamente.
En el caso de Nasser Al Khelaifi ocurre esto último, tiene uno de los presupuestos más elevados en el planeta fútbol y sus logros no terminan de cruzar la frontera francesa. Si se tiene en cuenta el gran desembolso en fichajes que hacen cada año o la mega renovación de Kylian Mbappé, uno puede deducir que quien pide humildad no tenga para sí mismo. El gesto en el Bernabéu bajando al vestuario del árbitro en la Champions para quejarse por una acción es el reflejo de que no siempre uno puede conseguir lo que se propone.
Las palabras del catarí han impactado a todos, también lo que dice sobre Mbappé y un largo etcétera que no habrá gustado nada ni a Florentino Pérez ni al madridismo, Paco Buyo quizá sea el espejo donde se mira el aficionado merengue con esas declaraciones. Puede que estas palabras hacia el primer espada catarí sean fruto también del daño que ha hecho la no llegada del delantero francés, los aficionados tenían mucha ilusión por verle de blanco y ahora ese deseo se ha convertido en odio.
Un odio que está dirigido tanto a su dirigente que parece estar rompiendo las reglas de este deporte por capricho, orgullo y ego, no precisamente está trabajando desde la humildad. Pero también hacia Mbappé que parece haber engañado a todo el madridismo declarando primero que soñaba de niño con ser futbolista del Real Madrid, para después decir que se queda en el Paris Saint Germain.