El Barça vuelve a tropezar con la misma piedra. En Italia aseguran que el club azulgrana se ha lanzado a por Kenan Yildiz, la gran joya de la Juventus. Sin embargo, el joven atacante turco ha dejado claro en varias ocasiones su simpatía por el Real Madrid.
El lío está servido. Mientras el Barcelona prepara una ofensiva, en Turín no entienden el movimiento, y en Madrid sonríen. Porque Yildiz, de 20 años, no solo ha sido visto con la camiseta del Madrid, sino que además mantiene una estrecha amistad con Dean Huijsen, actual jugador del conjunto blanco.
Una joya con nombre propio
Kenan Yildiz es el 10 de la Juventus. Palabras mayores. El mismo dorsal que llevaron Platini, Del Piero o Zidane. A su corta edad, ya es una de las piezas más importantes del equipo bianconero. Esta temporada acumula cinco goles y seis asistencias en doce partidos, además de tres tantos con Turquía en los dos últimos encuentros.
Pese a su impacto, su sueldo sigue muy por debajo del resto de estrellas de la plantilla. Cobra 1,7 millones por temporada, una cifra que la Juve quiere mejorar cuanto antes. El club teme que los cantos de sirena desde Inglaterra o España terminen por alejarlo de Turín.
El Barça insiste, pero… es madridista
Desde “La Gazzetta dello Sport” y “Tuttosport” coinciden: el Barça está detrás de él. Joan Laporta sueña con convencerlo apelando al “peso histórico” del club y al legado de Messi. Pero en el entorno del jugador no hay dudas: Yildiz se siente más identificado con el Real Madrid.
De hecho, ha sido fotografiado en varias ocasiones con la camiseta blanca, la de Arda Güler, su compatriota y amigo. En redes sociales no ha ocultado su admiración por el club de Chamartín.
Chelsea, Arsenal y Manchester United también lo quieren. Los londinenses incluso ofrecieron 67 millones el verano pasado, pero la Juventus rechazó sin pestañear. Ahora, su valor ronda los 75 millones según Transfermarkt.
El Barça lo tiene difícil. Yildiz apunta a estrella mundial, pero su corazón parece ya vestido de blanco. Otro intento culé que podría acabar, una vez más, en ridículo.