El Ayuntamiento de Barcelona ha dado luz verde. El Camp Nou ya tiene licencia de primera ocupación para acoger a 27.000 espectadores. Pero, pese al visto bueno institucional, el Barça ha decidido esperar. Joan Laporta no abrirá todavía las puertas del nuevo Spotify Camp Nou.
El consistorio ha aprobado la llamada fase 1A, que autoriza el uso parcial de las gradas: la tribuna y el fondo sur del primer anillo. Todo listo, en teoría, para que los culés pudieran volver a su casa. Sin embargo, el club ha optado por seguir en Montjuïc hasta que se apruebe la siguiente fase, la 1B, que permitirá ampliar el aforo a 45.000 espectadores.

La decisión no tiene que ver con obras o seguridad, sino con dinero. En Montjuïc, el Barça mantiene una facturación estable y evita los gastos extra de volver al Camp Nou antes de tiempo. En el club consideran que abrir solo para 27.000 aficionados no compensa económicamente.
“Queremos volver cuando el estadio pueda ofrecer la experiencia completa”, explican desde la directiva. Pero el enfado entre los socios no se ha hecho esperar. Muchos esperaban regresar este mismo otoño, coincidiendo con el 126 aniversario del club.
La UEFA da margen
Curiosamente, la UEFA ya había mostrado su disposición a permitir una excepción al Barça. Aunque el organismo no suele permitir jugar en dos estadios diferentes durante la misma fase de Champions, en este caso se valoraba autorizarlo. El plan pasaba por regresar al Camp Nou incluso antes del final de la fase de grupos.
La vicepresidenta Elena Fort, responsable del proyecto Espai Barça, explicó en RAC1 que las obras de la siguiente fase están prácticamente terminadas. “Solo falta el permiso definitivo. Es un trámite más sencillo que el anterior”, aseguró.

Vuelta aplazada
Fort evitó poner fecha concreta al regreso. “Todas las fechas serán buenas, pero sería bonito hacerlo a finales de noviembre, contra el Athletic o el Getafe”, deslizó.
De momento, Laporta mantiene su apuesta: seguir en Montjuïc hasta que se pueda abrir para al menos 45.000 espectadores. La decisión divide a la afición. El estadio ya puede recibir público, pero el presidente prefiere esperar. El Camp Nou está listo, los culés, no tanto.