Desde hace algunos meses se viene rumoreando que el Liverpool sea comprado por QSI, el fondo que es propiedad del Emir de Qatar, dueño del PSG. No obstante, hace muchos años que el club ya no pertenece a los hinchas.
Una corriente peligrosa
El hecho de que sean fondos de capital extranjero quienes gobiernan a su antojo los designios de los clubes crea un precedente que ha tenido, en su mayoría, efectos negativos. El Liverpool fue comprado por un conglomerado empresarial estadounidense hace algo más de diez años.
Desde entonces los problemas se han acumulado en las cuentas a pesar de que el éxito deportivo haya sido evidente. Ahora podrían llevar a cabo una nueva locura, fichar a un jugador como Bellingham por una cifra que abriría de nuevo una brecha en el mercado como ya lo hizo Ney cuando firmó por el PSG.
El todo vale está dañando a las entidades deportivas en beneficio del petrodolar, quien cada vez es más protagonista en este deporte. El Manchester United ya vio los resultados negativos de entregarse a capital extranjero, desde entonces no han levantado cabeza.
Las consecuencias
Los problemas de este tipo de gestiones son muy evidentes. Por ejemplo, en el caso del Liverpool, tanto el club como el estadio pertenecen a Fenway Sports Group.
Ante resultados negativos en lo deportivo que acaben afectando a lo económico, cosa que ya ocurre en el club del Merseyside, el club podría salir de nuevo a la venta, pasando de manos en manos hasta que deje de ser rentable.
De ahí que un fichaje como el de Bellingham pueda dinamitar toda la historia de una entidad deportiva que tiene eco social y cultural como el Liverpool. El ejemplo contrario es el Real Madrid quien se debe a sus socios y a nadie más, a gente que ama el club y da prioridad a lo deportivo.