El Real Madrid vuelve a mirar a Italia. Esta vez, el nombre que suena con fuerza en los despachos del Bernabéu es el de Khéphren Thuram, mediocentro de la Juventus y uno de esos jugadores que parecen hechos a medida para el estilo de Xabi Alonso. Potente, técnico, con recorrido y personalidad. Un todoterreno.
A sus 24 años, el francés vive su mejor momento. Desde que aterrizó en Turín, se ha convertido en el motor del equipo. Manda, recupera, llega al área y da equilibrio. En la Juventus lo consideran intocable, pero el fútbol moderno tiene sus reglas: si llega una buena oferta, todo se puede hablar. Y ahí entra el Real Madrid.

En Valdebebas lo tienen claro: Thuram encaja como un guante en el nuevo proyecto. Reúne juventud, físico y calidad, justo el tipo de jugador que busca el club para reforzar un centro del campo que combina talento con músculo.
Su temporada en la Serie A ha sido brillante, con goles, asistencias y una regularidad impropia de su edad. Además, su carácter competitivo gusta y mucho en Chamartín.
La Juventus, obligada a escuchar
El problema —o la oportunidad, según se mire— es que la Juventus necesita vender. No atraviesa su mejor momento económico, y aunque Thuram es uno de sus pilares, una oferta cercana a los 60 millones de euros podría cambiar las cosas.
En Turín no lo quieren perder, pero saben que retener a una joya así no será sencillo si llega el Madrid con la chequera.

Inglaterra también lo sigue
Como siempre, la Premier League está al acecho. Equipos como Liverpool o Arsenal llevan tiempo siguiéndolo. Sin embargo, el atractivo de vestir de blanco pesa. Y más si el entrenador es un exmediocentro como Xabi Alonso, que sabe lo que busca.
El interés del Real Madrid no es casualidad. En el club ven en Khéphren Thuram a un jugador de futuro, con el mismo perfil que en su día tuvo Camavinga o Tchouaméni: jóvenes, ambiciosos y con proyección internacional.
Por ahora, solo hay contactos e informes, pero el nombre está ahí, subrayado. Si el Madrid decide lanzarse, los 60 millones no serían un obstáculo. Thuram tiene madera de galáctico… y en el Bernabéu lo saben.