El hijo de David Alaba está obsesionado y Shalimar Heppner lo ha reconocido

La pareja ya no sabe que hacer con el nuevo hábito de su hijo, este lo fotografía todo

Pedro Martínez
14 de Diciembre de 2022
Shalimar Heppner, mujer de David Alaba
Shalimar Heppner, mujer de David Alaba

En la familia madridista de David Alaba, parece que hay algo extraño que ha empezado a viralizarse a medida que pasan los días. Esto acontece a uno de sus hijos, quién ha encontrado una distracción que trae de cabeza a sus padres. 

Los niños de hoy en día, crecen prácticamente con un móvil bajo el brazo y es que ya saben hacer de todo. El primogénito de David Alaba, no supera los 10 años de edad y cuenta con experiencia suficiente como para manejar un móvil a las mil maravillas.

Este ha conseguido hacerse con el control del móvil de Shalimar y como si fuera un auténtico paparazzi fotografía todo lo que ve.

Los vicios del hijo de Alaba
 

Las pruebas están en el carrete del móvil de la mujer de Alaba, que ha decidido colgarlo a sus redes para pedir ayuda. Ella ya no sabe cómo manejar la situación y esperan a que el niño se le pase el mono. 

Shalimar muestra la "obra de arte" de su hijo
Shalimar muestra la "obra de arte" de su hijo

Además, dichas fotografías, no es que sean especialmente bien hechas. Consisten en imágenes más bien costumbristas. Las que veíamos de Shalimar eran de ella misma viendo la televisión. 

Quién sabe, si el mayor de los Alaba, no tenga vocación de fotógrafo en un futuro si sigue así. Sus padres se lo toman con humor por ahora, y saben que es un entretenimiento para el pequeño. Las tecnologías ayudan a refrescar la mente de los más jóvenes, pero igualmente son muy conscientes de su privacidad. 

La lección de Alaba y Shalimar a su hijo
 

Tanto Shalimar como David, tienen claro que su hijo, hasta el momento, no puede ser visible por redes sociales. Siempre tratan de ocultarlo. Hablan de él, pero sin mostrar apenas su rostro. El futbolista, prácticamente no comparte demasiadas publicaciones de su vida privada y ella trata de cuidar lo más mínimo.

 

Una genial destreza y gestión de la situación, ya que todo tiene su límite. La pareja está feliz y con ganas de su vuelta a la normalidad. Con el parón por el Mundial, el defensa pasa mucho más tiempo por casa y eso ayuda a la unidad familiar.

El jugador austríaco no ha llegado a ir a Qatar, porque su selección no se clasificó. Ahora, está más centrado en cuidar la obsesión de su hijo, que ver el fútbol. Cosas de padres: esperemos que a Shalimar no se le acabe nunca la paciencia.