La carrera y el matrimonio de James Rodríguez se fueron por el desagüe por la misma razón

Su indisciplina con el equipo y su afición a la fiesta y las mujeres destrozaron la carrera del jugador

13 de Mayo de 2022
James ofreció un pésimo rendimiento en el Real Madrid

No escupas para arriba porque luego te puede caer encima. Eso deberían haberle advertido a James Rodríguez tras sus polémicas declaraciones al ser preguntado por el posible ganador de la vigente edición de la Champions.

El colombiano lo tuvo claro desde el primer momento, y contra todo pronóstico, escogió al equipo dirigido por Jurgen Klopp y en el que milita uno de sus amigos, Luis Díaz, compatriota de James.

Se fue de Chamartín hace cuatro temporadas, y tampoco se le espera. Su última temporada fue prácticamente testimonial y las dos anteriores se había ido cedido a Alemania a jugar con el Bayern de Munich, dónde tampoco encontró su sitio.

La estrella del Mundial de 2014 con el país cafetero, recaló en el equipo de Florentino Pérez, procedente del Mónaco.

Un espejismo de lo que fue 
 

Su abultado precio, justificaba su gran nivel que ofrecería en el campo. Aunque realmente, si analizamos su trayectoria con la elástica blanca, veremos que es un poco engañoso.

Empezó a las mil maravillas, demostrando que tenía atributos suficientes para triunfar en el Bernabéu, pero poco a poco se fue diluyendo ese carácter competitivo. Llegó como sustituto de Ángel Di María, quién había dejado las prestaciones muy elevadas en el club.

James con el Real Madrid

En la primera temporada, su fútbol aparentaba encandilar a más de uno, jugando una notable cifra de 46 encuentros distribuidos en 3.526 minutos. Anotó 17 goles y repartió 18 asistencias, aunque aquellos datos solo fueron un espejismo del jugador que brilló en Oporto y Mónaco.

Las siguientes temporadas, su rendimiento empezó a temblar y bajó a la cifra de partidos a los 32 y 33 partidos respectivamente, con un registro más pobre con 8 y 11 goles en cada campaña.

Un jugador indisciplinado 
 

Su competencia, peleada con el buen momento de Isco, y encontrar un sitio en la medular entre tanta clase de talento que convivía en el vestuario, fueron un claro identificador de la poca resistencia del jugador. Desconectó por completó y se perdió entre la juerga, las mujeres y la separación de su mujer, Daniela Ospina.

No cumplía con sus compañeros y dejó de entrenar al máximo nivel, al verse relegado en el banquillo una y otra vez. No podía soportar que no fuera la estrella. Tenía una mala gestión de sus egos y eso lo pagó caro.

James Rodríguez

Convencido que podía revertir la situación, se alejó del Bernabéu para mudarse a Alemania, durante dos temporadas. En una de ellas, coincidió con Carletto, con quién había mostrado su mejor versión, pero aquello ya no volvería a repetirse y en el verde se plasmó la sombra de lo que fue James.

Sus continuos malos rollos dentro y fuera del vestuario y las polémicas que generaba, acabaron por desestimar su lucha por triunfar de blanco. Era un jugador algo caprichoso y que lo quería todo a pedir de boca.

Salida del club blanco 
 

En el equipo merengue, le demostraron que no era así. Por tanto, tras volver de Baviera, su participación fue nula. Catorce partidos, un gol y dos asistencias. Esos fueron los números del colombiano que acabaron por sentenciar al ex atacante madridista.

Las cifras maleantes que pedía en sus renovaciones y la poca disciplina con la que contaba, le llevaron de cabeza a tratar de buscarse una salida. El Madrid le colocó en el mercado por 25 millones, cifra que pagó el Everton, para que jugara en la Premier League.

James vestido de blanco 

El contrato que había firmado se resolvía de la siguiente forma: dos temporadas más opción a una tercera. Un año más tarde y volviendo a las órdenes de Carletto, hacía las maletas, desvinculándose del equipo londinense y yéndose a Catar, a una liga mucho menor.

James: sentencia final 
 

A su edad, 30 años, 11 jugadores de la plantilla blanca juegan al máximo nivel, plenamente comprometidos. En su palmarés posee numerosos títulos, pero eso no justifica su pobre rendimiento y uno de los jugadores menos disciplinados que ha pasado por Concha Espina en mucho tiempo.

Dos Champions, dos Ligas, dos Mundiales de Clubes, dos Supercopas de Europa y una Supercopa de España, es el palmarés que consiguió como madridista. Sin embargo, no fue artífice de muchos de los títulos que levantó, pasando siempre desapercibido en un segundo plano.

La carrera de un jugado echada a perder, sin explicación.

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