Una de las polémicas más grandes de los últimos meses es sin duda la de Dani Olmo con el Barcelona. El club, ante su incapacidad para inscribir al jugador, se ha quedado sin sus servicios lo que resta de temporada. Pese a las constantes quejas del entorno azulgrana, se ha revelado una evidencia de que los culés estaban conscientes de las consecuencias.
Mediante su medida cautelar presentada en diciembre, el Barcelona admitía que la fecha límite para inscribir a Olmo era el 31 de diciembre. “Si no se admite su solicitud, su licencia será cancelada y no podrá reinscribirlo en lo que resta de temporada”. Está información ha retratado las quejas de los culés sobre una supuesta injusticia.
Esta prueba demuestra la hipocresía que rige a los culés, quienes a pesar de saber las consecuencias decidieron no darle importancia. De igual manera, la no inscripción de Olmo es un castigo severo ante la ineptitud de los directivos azulgranas.
La medida de los culés
Llegando al Barcelona apenas el verano pasado, Olmo es libre de salir del club. Con su traspaso siendo completamente gratis, el club azulgrana ha vuelto a hacer el ridículo. A pesar de desembolsar 60 millones de euros por el español, está inversión fue en vano tras la situación vivida.
La revelación de la medida cautelar ha dejado en claro que la molestia del Barcelona es ridícula. Consciente de que la fecha límite era el 31 de diciembre, el club optó por dejar todo hasta el final, confiando ciegamente en tener todo en orden.
Es debido a esto que la situación que está atravesando en estos momentos el club no es más que justicia. Pese a los problemas financieros del Barcelona, el equipo tuvo el tiempo suficiente para poder evitar volver a quedar retratado frente a todo el mundo.
La directiva de las falsas promesas
Una de las características de Laporta desde su regreso al Barcelona han sido la infinidad de promesas que ha realizado. Cumpliendo con la impresionante cantidad de cero, es más que claro que el presidente del club azulgrana solo busca hundir más al equipo.