Florentino Pérez sigue estando convencido de que partidos como el de ayer ante el Liverpool habría que vivirlos cada semana. La Superliga sigue siendo uno de sus objetivos, tal y como fue la creación de la Copa de Europa para Santiago Bernabéu.
Mucho dinero en juego
Y es que no solo por lo que fue el partido entre el Liverpool y el Real Madrid, sino por el simple hecho de enfrentar a dos de los clubes más grandes de la historia de este deporte. Las diferencias económicas que daría una Superliga con respecto al formato actual son abismales.
El año pasado el Real Madrid recibió 90 millones de euros por ganar la Copa de Europa, en cambio, se calcula que el campeón de la Superliga podría llegar a ingresar 300 millones de euros y los participantes de la misma, también verían multiplicados sus ingresos. El motivo, partidos como el de ayer cada semana.
El problema de ser un visionario
Las críticas recibidas por parte de varios organismos del fútbol como la Uefa o la Fifa responden más al miedo del inmovilismo que a la visión de futuro. Florentino ha demostrado ser un visionario como lo fue su homólogo Santiago Bernabéu con la creacción de la Copa de Europa.
Pasa que a este tipo de gente que cambia la historia se le entiende mejor cuando sus ideas son analizadas en el futuro. Quizá la Superliga es hoy un proyecto metido en un cajón que pronto será el método que marque la reacción del planeta fútbol ante las nuevas formas de entretenimiento.
El fútbol debe avanzar o morir en su resignación. Está claro que tras partidos como el de ayer donde el talento es el mejor vehículo para dar espectáculo, es más fácil, no solo mantener las audiencias, sino ampliarlas.
El fútbol necesita más adeptos para poder mantener un sistema que ha costado más de un siglo construir. No se trata de si el Madrid gana o pierde, se trata de si el aficionado disfruta o se aburre.
Esa es la diferencia que agita Florentino ante la impasividad de Fifa y Uefa, dos organismos puestos en duda continuamente y que son los que lastran el desarrollo del fútbol en post de mantener sus privilegios.
Qué decir de Infantino o de Ceferín que el aficionado medio no sepa. Qué decir de Florentino Pérez, quien se hizo cargo de una institución con problemas económicos y que la ha situado como líder de la vanguardia europea. Las cuentas están echadas.