Gareth Bale anunció en el día de ayer su retirada. A sus 33 años, el galés decidió poner punto final a una trayectoria repleta de títulos y de momentos que forman parte de la historia del Real Madrid. Muchos podrán cuestionar su actitud durante los últimos años en el cuadro blanco, pero lo que está claro es que sus 106 goles con la elástica madridista ayudó a que el Rey de Europa cosechase títulos y éxitos.
En su despedida no se ha olvidado de mencionar el apoyo que ha recibido de sus seres queridos. Por ello, les ha mandado un mensaje de agradecimiento: “A mi mujer y mis hijos, vuestro amor y apoyo me han ayudado a salir adelante. Habéis estado a mi lado en todos los altibajos, manteniéndome con los pies en la tierra. Me inspiráis a ser mejor y a hacer que os sintáis orgullosos”.
No obstante, el futbolista galés tuvo que soportar un calvario por causas ajenas a él. Concretamente, vivió malas experiencias por motivos del círculo más cercano de su mujer. Todo empezaría en la primavera del 2017. Por aquel entonces, ambos se iban a casar, pero por culpa de una prima de Emma, esposa de Gareth, tuvieron que cancelar el enlace. Y es que la familia estaba amenazada por una banda de narcotraficantes que habían colocado presuntamente artefactos explosivos en sus coches y casas. Esto ocurrió por esta prima que tenía en su poder una maleta con drogas, joyas y dinero del grupo criminal y se había fugado a Malasia.
La mayor pesadilla de Bale
La cosa no quedaría aquí. En 2018, también en Primavera, tenían todo listo para el gran día. En este caso en un castillo de La Toscana en verano de ese mismo año. No obstante, los conflictos que tuvo el jugador con su suegro Martin volvieron a suspender el gran evento.
El padre de su mujer fue condenado por estafa. Cumplió presión y supuestamente pidió que esperaran a que saliera de la cárcel para celebrar la boda. Esta petición no fue aceptada por Bale ni Emma y juraron matrimonio sin él en 2019.